INTRODUCCIÓN

 

A pesar de que la masonería es una institución de respetable antigüedad y que de ella se han ocupado ampliamente historiadores, filósofos y escritores, existe en la actualidad una desorientación y desconocimiento casi completos de lo que realmente es esta organización que tiene sucursales casi en todo el mundo, de cuáles son sus finalidades y qué medio utiliza para lograrlas.

 

La mayoría de quienes han escuchado en alguna ocasión referencias vagas acerca de la Institución Masónica, en ellas se le representa como una especie de mafia tenebrosa que se dedica a incorporar en sus filas a los oportunistas, a los cismáticos, a los hombres sin credo ni religión, a los politicastros sin escrúpulos y a los incautos  para sus conspiraciones secretas.

 

Se supone que el objetivo principal de la actividad masónica consiste en atacar a la religión, y el secundario es conseguir puestos lucrativos en el gobierno, la industria, el comercio o donde quiera que sus adeptos puedan introducirse con sus maniobras encubiertas. Se habla de que la intimidación y el terror son las armas con las que son manejados eficazmente los juramentos de estas sociedades secretas, y aún brotan aquí y allá, a veces se habla de que hacen espeluznantes “venganzas masónicas”.

 

Muy distinta es la idea que se forman de la Masonería quienes han tenido trato con algunos miembros de esta institución. En muchos casos han querido descubrir que se trata de gente inofensiva, incapaz de “matar a una mosca”, idealistas y hasta ingenuos, que se reúnen en sus logias semana a semana, como otros lo hacen en el café o en la cantina: para darle su “arreglada al mundo”. Como no se ve que para estas personas cambie en forma alguna su situación económica, a veces precaria, ni que realicen jamás sus proyectos loables que dejan traslucir en pláticas, se deduce que la masonería es un club en que se vuelcan en saludables “catarsis”, la frustración e impotencia de los ideales fallidos y las metas inalcanzadas y se busca en la discusión  libre de varios temas un desahogo a las inquietudes y cierto solaz en el intercambio de conceptos filosóficos.

 

Para quienes han asistido a ceremonias masónicas, o han leído artículos ilustrados de los fastuosos actos que se llevan a cabo, los masones quedan catalogados como una gente ociosa que vive en un mundo artificial de fantasía y teatralidad, reminiscente de la pompa y circunstancia de las ordenes de caballería y la nobleza medieval, sin más finalidad que la de conferirse mutuamente ridículos y altisonantes títulos que halagan su vanidad y darle variedad a la incolora mediocridad de la vida real.

 

Finalmente, hay quienes ven en la masonería poco más que un club social, como los Rotarios o los Leones, aunque con cierto sabor arcaico de misticismo, que únicamente sirve para darle marco y ambiente a las actividades altruistas finalidades de ayuda mutua y solidaridad fraterna que se supone deben existir entre sus miembros.

 

Como puede verse, la imagen que se forma una mente que trata de juzgar a institución viéndola desde afuera, no puede nunca ser exacta. En verdad,  debemos de admitir que aún para muchos de los masones que forman parte de la institución, el concepto aún no es muy claro, y ello se debe precisamente a que han transportado al campo masónico sus aspiraciones particulares, y han convertido sus logias en un reflejo de lo que esperaban encontrar en la Masonería.

 

Al solicitar la admisión en la Orden un candidato se le pregunta si lo hace de su libre y espontánea voluntad; pero ¿Cómo puede haber libre y espontánea voluntad de hacer algo, si se ignora lo que ello es? ¿Cómo puede jurarse el cumplimiento de una constitución y reglamentos si se desconocen completamente? ¿Qué se puede pensar de un hombre que va a comprometer su palabra de honor y su buen nombre sin haberse preocupado por investigar más a fondo las consecuencias de tal acto?

La verdad es que escasean, lamentablemente, las fuentes fidedignas de información sobre lo que es y lo que no es la Masonería, y esta deficiencia no siempre se puede subsanar por medio de la interrogación directa, pues lo más probable es que reciban contestaciones contradictorias y vagas por el temor de los masones de hablar más de la cuenta, violando las normas de discreción que recomienda la Orden. Tampoco se sale de apuros leyendo obras de consulta filosófica masónica, o aún los rituales (si se consiguen), pues en toda la literatura que se publica se supone que el lector es masón y por lo tanto, omite todo aquello que le ha de ser bien conocido, pero que es precisamente lo que mas interesaría al que tiene deseos de investigar la conveniencia de iniciarse en la Masonería.

 

Para intentar llenar este hueco se escribió la siguiente publicación, que no trata, ni con mucho, de ser un libro de consulta masónica.

Quedará aún mucho por decir, y algunas cosas tratarán de leerse entre líneas; pero existe la convicción leal de que no son las más importantes las que falten y que la información condensada en esta publicación será más que suficiente para el fin que se persigue, que es el de orientar debidamente a quienes desean conocer realmente lo que es esta institución mundial.

 

Los años no siempre dan sabiduría.

La lucha siempre deja una experiencia.

 

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